Uno de los mejores consejos que puedo dar a la hora de hacer una estancia más bonita, armónica y agradable es: destacar una pared.

Si algo he aprendido es que si una habitación tiene muchas cosas bonitas e interesantes vas a estar mirando cada rincón y sintiéndote abrumado. Es como ir andando por una avenida llena de tiendas. En los primeros metros estás atento, te paras, miras… Pero al cabo de un rato ya no sabes muy bien en que punto estás y te empieza a doler la cabeza.
Se puede dar carácter a una pared de muchas formas, pero hoy quiero hablaros de los papeles pintados.
Investigamos el pasado.
El primer papel pintado que se realizó era de arroz. Surgió en China 200 años a.c. No fue hasta 100 años después que empezaron a usar retales de tela que, posteriormente, gracias a la influencia árabe cambiaron por bambú y madera, haciendo que ésta técnica decorativa se extendiera a oriente medio.
En el siglo XII, cuando esta técnica llegó a Europa conquistó Francia e Inglaterra y sustituyó a los tapices. Pero no fue hasta dos siglos después que entró en los hogares, hasta entonces estaba en castillos, palacios y universidades. Los dibujos que más se utilizaban eran los heráldicos, damascos y brocados.
Curiosidad: En 1481 el monarca de Francia Luis XI encargó un papel pintado con ángeles sobre un fondo azul con el objetivo de conseguir un ambiente de tranquilidad en sus castillos.
La mayoría de los papeles se hacían con una técnica de impresión en bloques. Eran piezas de madera dónde se tallaba el motivo y luego se utilizaba a moda de tampón.
Durante la época Victoriana el papel pintado tiene su máximo esplendor gracias a la aparición de la industria. El único problema es que era fabricado con arsénico, lo que provocaba graves problemas de salud. No fue hasta el siglo XIX que se empieza a hacer papel en rollo e introducir los primeros colores.
Es en este momento, cuando desaparece el arsénico de la fórmula y descubren cómo introducir más colores, la figura de William Morris toma protagonismo por sus diseños art nouveau y el papel pintado cubre todas las estancias de la casa, incluidas cocinas y baños.
Es a partir del siglo XX que el papel pintado pasa a ser “democrático” es decir, asequible para la mayoría de la población y su uso depende de las tendencias. En los años 50, 60 y 70 aumenta su uso y posteriormente de cae para volver a coger fuerza en la actualidad.
Presente:
Es ahora cuando pedimos a la industria del papel pintado que de un paso más y comercialice papeles sin PVC, de materiales naturales, tintas ecológicas, veganas y colas respetuosas con el medio ambiente.
El papel pintado es una solución excelente para decorar una estancia, aporta textura y color, pero también es perfecto para absorber los sonidos y así crear confort. Si colocas papel pintado de fibra natural también es un buen aislante térmico, ya que las fibras retienen el aire caliente y controla la humedad de las habitaciones.
Y por supuesto si alguna vez quieres quitarlo será 100% compostable.
Gracias al papel pintado puedes cambiar cualquier espacio de tu casa sin necesidad de obras, además existen muchas empresas que tienen papeles de tendencia y además son sostenibles como Motif. Usamos sus papeles para el proyecto Dulce revolución, tienda de Somos Vértices.