Después de estos meses difíciles adaptándonos a éste nuevo modo de vida y ahora que empezamos a volver a la configuración anterior, es hora de plantearse si lo que teníamos antes era lo mejor.

Muchas empresas se habrán dado cuenta del ahorro que supone que los empleados tengan la opción de trabajar desde casa y muchas personas habrán agradecido el poder conciliar mejor la vida laboral con la personal. También estarán los que prefieran volver a trabajar en la oficina, sin distracciones y en silencio.
Yo tengo la opinión dividida por ello he querido escribir éste artículo, para contaros cómo serían las oficinas perfectas para mi.
Definitivamente adiós al plástico:
Si algo hemos aprendido éstos meses es que en el plástico el virus aguanta más tiempo, esto sumado a la contaminación ambiental que supone para el planeta y la liberación de tóxicos para el ser humano ya no veo ninguna ventaja a éste material.
Quiero dar la bienvenida a los suelos, escritorios y estanterías de madera maciza, también a las paredes revestidas de corcho o textiles, y a los elementos de cristal.

Más que cápsulas de trabajo:
Hace ya unos años se puso en auge el uso de espacios reducidos para trabajar, una forma de aislarte de tus compañeros para aumentar la concentración. Me parece un objetivo más que necesario, pero que sea de reducido tamaño ya no estoy tan de acuerdo.
Si las empresas dieran la opción de trabajar en casa o en la oficina, la cantidad de gente en un mismo espacio se reduciría y los puestos de trabajo podrían ser más amplios y aumentar las salas de reuniones y los “sitios calientes”.

Despachos transparentes:
¿Quien no ha soñado con tener una mejor relación con su jefe? La mayoría de veces podría solucionarse quitando las jerarquías que crean los despachos cerrados, dónde no puedes ver ni te ven. Yo defiendo los despachos transparentes o semi-translúcidos dónde puedes ver que tu jefe trabaja tantas horas como tu.

Espacios sin barreras:
La distancia entre una persona y otra que tanto tenemos que cuidar en estos momentos podría salvarse sin necesidad de barreras estructurales, simplemente delimitando los espacios visualmente. Es decir, cambiando el material del suelo, el color de las paredes, o elevando un poco una zona.

Nuestro segundo hogar:
Pasamos muchas horas en el trabajo, por eso pienso que éstos espacios no pueden ser fríos, tiene que apetecer estar, tienes que sentirte a gusto trabajando, con ventanales por los que entre la luz natural, con plantas que limpien el aire, y con distintos espacios de esparcimiento, dónde poder cambiar de postura. Varios estudios han demostrado que los empleados que están contentos trabajan mejor y se esfuerzan más.

¿Quién quiere unas oficinas así?