Ya sabéis que soy muy aficionada a los colores y que nos pueden cambiar la percepción de las cosas y nuestras sensaciones, como ya vimos en el artículo “Los colores, la herramienta de los interioristas para combatir el calor”.
Elegir el color de tu vajilla puede ayudarte a que tu comida parezca más sabrosa o a que tus invitados rebañen el plato.
El color del alimento y del plato influye en nuestro cerebro, algunos colores potencian nuestro apetito y otros lo disminuyen. Esto lo saben los diseñadores de catering, de marketing, decoradores de eventos, etc.

Y hoy quiero desvelarte los secretos relacionados con el color de la vajilla, pero ten en cuenta que la forma, la textura y el brillo también serán determinantes para encontrar la vajilla que quieras.
Blanca para el cocinero de la casa
La vajilla blanca es la más clásica y la más utilizada, suele ser de porcelana o loza, son vajillas sencillas, sin mucha decoración, con algún ribete en dorado o algún dibujo en el centro.

¿Sabes porqué son las más utilizadas tanto en casa como en restaurantes?
Nos dan sensación de limpieza, resaltan los colores de la comida y combinan con cualquier mantelería u otros accesorios que tengas para la mesa. Es perfecta si eres un “cocinitas” y te gusta invitar a amigos a degustar tus nuevas creaciones.
Pero no te preocupes, una vajilla blanca no tiene porque ser aburrida.

Colores cálidos para mesas de casa
Los colores cálidos como el rojo, nos da energía, con el demostramos el amor y la pasión, también nos activa y junto con el rosa, el naranja y el amarillo le da mensajes a nuestro cerebro de que lo que vemos es apetitoso.

Es por ello que suele emplearse en vajilla para celebraciones, la fórmula perfecta para que tus invitados se coman todo. Si además la comida es del mismo color, como por ejemplo, macarrones con tomate, todavía es más fuerte el mensaje para nuestro cerebro.
Si hay algún alimento que no te suele gustar, quizás en un plato rojo te lo comas mejor. Pero atención, la vajilla de un rojo muy saturado puede mandar el mensaje de “peligro” a algunas personas y crear el efecto contrario, según Melanie Mül y Diana Von Kopp, escritoras del libro “La alimentación es la cuestión”.
La vajilla más arriesgada, es la azul.

Un estudio dirigido por Charles Spence de la Universidad de Oxford, titulado “Colores de fondo y su impacto en las percepciones sobre la comida y el comportamiento” nos habla de cómo influye el color en nosotros. Gracias a otro estudio de Charles Spence descubrimos que el azul y el verde son colores que nos hacen tener menos hambre.
Por lo que se ha extendido la idea de que comer en platos de color azul es ideal si estás haciendo dieta ya que tu cerebro manda señales advirtiéndote de que no es comida (ya que en la naturaleza muy pocos alimentos son azules) y te quita el apetito porque lo relacionamos con productos artificiales y médicos.
Pero aún así, hay vajillas azules preciosas:

Más allá del color de fondo:
Nuestro cerebro prefiere comer alimentos que combinen bien con el plato, así que no solo deberías pensar en el color del plato si no en lo que vas a cocinar.
Un estudio ha demostrado que los pacientes de un hospital se comen mejor el pescado en un plato azul, esto demuestro que la percepción del color del plato también depende del alimento que coloques encima.
Si quieres acertar siempre, empieza a hacer hueco en tus armarios para tener platos de todos los colores, formas, tamaños y texturas…. jijiji

Interesante, gracias.